Un grupo de chicos irrumpe inesperadamente en un shopping, corren en masa, tiran algunas cosas, hacen ruido. No pasan desapercibidos: asustan a la gente que hasta ese momento compraba sin parar. La situación se va de control, pero solo por un momento, después - como si todo fuera un juego - se disipan y se van.
Si ese shopping fuera nuestra mente, estas músicas irrumpen amplificando un descontrol controlado. Una colisión de fuerzas, la aleatoriedad del detalle. No hay control pero sí hay plan: la energía circula con libertad, velocidad y movimiento. Patrones orgánicos y artificiales se despliegan y se extinguen en un solo movimiento. Objetos como latas, huesos o juguetes viejos se confunden con el plástico sintético. Las frecuencias desatadas toman el control de nuestros medios de percepción: así generan movimientos, involuntarios, como el impulso primitivo que las generó. En una alquimia telepática, de departamento a departamento, aparece la magia administrada dentro de una gran ciudad imaginaria.
Julián Galay. Berlín, mayo 2020.
Lucas Totino nació y vive en Buenos Aires. Fue parte del colectivo audiovisual Pornois. Participa de diversos proyectos musicales bajo diferentes nombres. Rolezinhos es su proyecto dedicado a diferentes formas de la música electrónica, en el que trabaja con random, síntesis y procesamiento digital de instrumentos acústicos.
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